miércoles, 7 de junio de 2017

La Senda de la Mar

Fotografia de J.L. Romero
Ricardo Garanda Rojas

Puerto de Vega, 7 de julio de 2015


Paso a paso de Frexulfe a la Atalaya
entregando la mirada a la Mar
y la mano a la tierra,
pisando los cuchillos grises de pizarra,
yo pequeño mirando lejos
más allá de la niebla
y pensando, una vez más,
en la velocidad de los pasos
de los sueños.


Roza el borde el sendero
de dos espacios inauditos,
el inmenso océano
y la extraordinaria tierra
de este camino austero pero infinito.
Estoy aquí y lo sé
pero nada tiene que ver conmigo,
ni soy mar ni soy tierra
soy un cuerpo
con complicados pensamientos
que huye de la ciénaga
y no encuentra nunca el tiempo
de las preguntas de los pequeños misterios.

Pero aquí con el maizal y el bosque atrás
habría que ser más necio
para ocultar respuestas
cuando nuevas preguntas
nacen en mi sudor y silencio,
por ésta senda naviera
que huele a mar y a hierbas,
que aparta el duro brezo
entre pinos dañados
y mi espalda cansada, aligera.

Es la senda del respiro,
de ese viento y sus intenciones
de animar las células del cuerpo dormido
y de avivar los nervios drogados de obsesiones.
Es la senda que me trae
al verdadero círculo
de humildes pero necesarias,
imprescindibles emociones.


2 comentarios:

  1. MUy bueno, como siempre .Enhorabuena por ser capaz de escribir estos versos

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    1. Gracias Andrés, con tus palabras recupero un ápice de un ego algo hundido en estos tiempos.

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