Fotografia de J.L. Romero |
Ricardo Garanda Rojas
Casabas, 13-9-2015
Cuando nace una
mujer, un hombre,
nace una nueva humanidad,
cientos de
caminos comienzan,
miles de arroyos
proponen la réplica
al trazado lazo.
Se puede volver
a soñar.
Cuándo la mujer
muere,
cuándo el hombre
muere
se cierra un
círculo singular,
un proceso único
de exclusivas
heridas.
El último arroyo
se seca y los
caminos
se pierden en el
círculo
de la montaña
perdida.
El siquiatra lo
sabe, pero calla,
no quiere
explicar
que es el hombre
loco
el que vive
y que nada sirve
de nada
si el hombre
está muerto,
solo tras la
locura
hay algo aceptablemente
cierto.
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