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| fotografia de J.L. Romero |
Madrid, 16-4-76
Es demasiado débil esta lluvia,
demasiado igual esta sala a la de ayer,
me duele…
y la cabeza gira.
Busco palabras que me ayuden
y sonrisas que me alienten,
pero esta es la misma sala
y la lluvia, ya ves,
no es demasiado fuerte.
Aquella vieja sombra me da vueltas,
estoy solo otra vez.
Vuelvo a sentir la distancia
de los años perdidos,
como ayer,
me siento vencido.
Este Madrid es demasiado duro.
Si al menos la lluvia
recorriera la distancia
y el tiempo
y me devolviera lo que perdí.
Pero es débil, muy débil,
Y no conoce mi dolor.
Suenan gritos lejos,
tiemblo y escucho esa lluvia
que tiembla como yo,
pero no sabe hablar
de amor.
Ni siquiera en un susurro
Sabe hablar de mi amor.
Si al menos la lluvia
fuera violenta y arrastrara los restos
de esta sala,
de esta muralla que es Madrid,
podría soportar mi angustia
y admitir
que en este poema
la lluvia es tan solo un pretexto.
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