domingo, 11 de junio de 2017

La Sombra de la Encina

fotografia de J.L. Romero
Ricardo Garanda Rojas 
( 16 de Mayo de 2015)


Se me quedó mucho alma
en la dehesa extremeña.
Mi adolescencia saltó
con la rural calma
que sus gentes enseñan
con empeño y quehaceres
entre lagartos y grillos
de la Luz de Arroyo
a la calle Sierpes
y el Camino Llano de Cáceres,
pasando un rato por Trujillo.


Ahora, cuando veo al sol
descansar en su camino
para beber agua
de las albercas manchegas,
recuerdo la sombra de la encina
y en ella el hermoso toro
ignorante de su mal destino,
y pienso que no hay  mina
con suficiente oro
para apagar ésta lágrima
correcta, necesaria,
que mi nostalgia ilumina.



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